Escenas de primavera.
La primavera es el mes por excelencia del amor y de la reproducción. En esta época muchas especies aprovechan para perpetuarse, entre ellas nuestros osos pardo, y nos regalan bonitas escenas como esta.
Tanteando el a los vecinos.
No corrían mucho peligro estos tres corzos. Este joven macho de oso pardo más bien parecía que estaba jugando y no intentando cazarlos. Prácticamente no tiene posibilidades de alcanzar a un corzo adulto salvo que este esté herido y no pueda correr. No ocurre lo mismo con las crías de estos ungulados, que tienen a quedarse agazapadas para mimetizarse con la vegetación y así pasar desapercibidas, pero si un oso detecta y sigue su leve rastro, poco tendrá que hacer.
Atento a todo lo que le rodea…
este macho pasta sin preocupaciones. Los ruidos generados en la carretera próxima llaman su atención, pero conocedor de la distancia que existe se recuesta un par de minutos para después continuar con su tarea, pastar la fresca hierba. Estamos en una de las mejores épocas para disfrutar de estos animales en plena libertad, la primavera. Una experiencia única en la vida y en nuestras montañas.
Contraste entre generaciones.
En esta escena se describe muy bien este hecho, mientras el osezno del año pasado retoza y juega, la madre observa, olfatea y escucha para prevenir cualquier amenaza. No es para menos si tenemos en cuenta la presencia de, al menos, dos machos en la misma ladera, uno de ellos un macho adulto que podría poner en serios apuros al despreocupado osezno.
Esta pequeña ave suele aparecer ligado a matorrales y arbustos de media y alta montaña, donde, a pesar de ser bastante discreto, puede descubrirse rondando por el suelo en busca de comida. Suele comer principalmente insectos, aunque en invierno ingiere también pequeñas semillas, pudiendo verlo cerca de las casas en los pueblos.
En su afán continuado por encontrar alimento muchas veces podemos ver a estos animales cruzar por zonas de matorral bajo, claros en el bosque o canchales, como en este caso. ¡Un buen momento para observarlos y disfrutar de ellos, pero no el único!
Durante esta primavera pudimos observar este macho con actitud encelada. A pesar de las malas condiciones meteorológicas de esos días, pudimos disfrutar de este oso mientras seguía atentamente el rastro de una hembra. Eso sí, a su paso dejaba buena constancia de su presencia marcando árboles y matorrales.
Abunda en estos parajes el jabalí y no siempre se le puede ver en actitud tan distendida correteando y jugando unos con otros. En esta ocasión nos sirvió para abrir el apetito de observadores a lo que después nos vendría!
Este bonito macho de pico picapinos (dendrocopos major) nos acompañó en una de nuestras últimas salidas de observación de fauna. Iba y venía de roble en roble mientras lanzaba su reclamo frente a nosotros.
Durante el celo la actividad de los osos es frenética, por eso de vez en cuando es bueno parar un poco y echarse una siesta. Junto a nuestros amigos de verballenas.com pudimos disfrutar de esta pareja de osos que estuvieron un buen rato descansando para internarse a continuación en el bosque y seguir con su romance.
Es sabido que la dieta de estos grandes mamíferos tiene una fuerte base vegetariana, sobre todo durante la primavera, donde pastan en las praderas cual rumiante clásico. De ahí que podemos disfrutar de escenas como ésta, donde este macho de gran tamaño come y disfruta de la hierba incluso tumbado. !Por si acaso, hay que ahorrar energía!!
En esta observación pudimos disfrutar de dos osos alimentándose de arándanos en la misma ladera de la montaña, un macho en primer lugar en la zona elevada y una hembra a la orilla del río.
Convivencia puntual que seguramente se dé gracias a la suficiencia de arándanos en ese espacio y a que, en realidad, no estaban tan próximos, a pesar de nuestra perspectiva desde el punto de observación.
A mediados del verano comienza la fructificación del arándano. En este momento, si el año ha sido bueno y las arandaneras se cargan de fruto, los osos más grandes se ponen las botas en las mejores zonas. Una de las mejores épocas para disfrutar de su observación a pesar de que este año ha habido muy poco fruto, hecho que no se aprecia en este vídeo, ya que este macho no para de engullir. Quizás sea porque es el primero en disfrutar de estos pequeños manjares.
Estamos en un momento donde resulta un poco más complicada la observación de osos, ya que su atención se centra en el aprovechamiento de la cereza dentro de los bosques, lo que limitan su presencia en zonas despejadas. Pero con experiencia, paciencia y tesón se pueden lograr observaciones como ésta.
El gato montés, uno de los principales controladores de roedores en nuestros campos, ronda su territorio en busca de presas mientras come gramíneas que le ayudan a purgar su sistema digestivo.
La naturaleza, a veces, nos puede parecer cruel. Los machos de oso pardo pueden llegar a matar a las crías de su misma especie para provocar que sus madres salgan en celo y, así, lograr perpetuar sus genes. En esta ocasión, el osezno salió indemne.
Todas las madres hacen malabares en la vida para sacar adelante a sus retoños, y este es un buen ejemplo, aunque esta osa haya decidido hacerlo, también, sobre una peña.
El sentido más desarrollado del oso es su olfato, por eso no es extraño observar a estos animales venteando o «cortando el viento» en busca de olores que le den información de su entorno.
¿A quién no le apetece dormitar un poco a media mañana? A veces el sueño nos da, y tan buena es una pedriza como un colchón de plumas.
En la primavera de 2018 pudimos disfrutar de esta increíble escena, donde este celo culminó en una gran pelea entre dos machos de gran tamaño.